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Yo defiendo que es posible hacer de este mundo un lugar seguro, brillante y pacífico para la infancia

Anuradha Koirala

Fundadora y directora de Maiti Nepal

Han pasado 24 años desde que fundé Maiti Nepal y mi corazón sigue latiendo por las niñas y mujeres que son engañadas por las mafias de la trata. Necesitamos esfuerzos de diferentes sectores de la sociedad, desde el nivel familiar y comunitario al institucional, el empuje y compromiso de cada individuo y la energía de las sociedades civiles para poner fin a este crimen. Todo lo que he hecho hasta ahora son intentos de prevenirlo; para acabar con ello por completo, se necesita tiempo. Hace falta que más gente asuma esta corresponsabilidad, que más personas sean conscientes y estén alertas a la hora de identificar la vulnerabilidad. Los logros hasta ahora no garantizan la seguridad de miles de niñas y mujeres que son susceptibles de ser víctimas o ya lo son. Necesitamos seguir intentándolo. Tenemos que seguir adelante para ponerle fin.

Mi corazón sangra por las víctimas de trata; creo que su sufrimiento no acabará a menos que los traficantes, los propietarios de burdeles o los políticos que se codean con las mafias vean a sus hijas o esposas, a sus mujeres, como víctimas. El mayor desafío al que me enfrento en mi trabajo es asegurar que los niños, niñas y mujeres que viven en Maiti se reintegren en la sociedad. Han sufrido y están sufriendo a costa de la codicia de otra persona.

Sueño con el día en que Maiti ya no exista, significará que la trata de personas se ha erradicado. Ese es el único sueño que me mantiene viva. La esperanza, nacida de la convicción, de que es posible hacer de este mundo un lugar seguro, brillante y pacífico para la infancia y para las mujeres.

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