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Los avances conseguidos solo rozan la solución a la lamentable situación de las mujeres afro

Teresa Godoy Tapia

Coordinación territorial en Ayuda en Acción

El enfoque de derechos y género nos obliga a cuestionar un paradigma, un modelo cultural, una forma de pensar y de relacionarnos socialmente que determina quiénes somos y cómo debemos comportarnos. Las instituciones en general ponen barreras al acceso de las mujeres a servicios y a la participación femenina, barreras que se tornan más sólidas en el caso de las mujeres afro e indígenas, con escasa participación en la vida pública y comunitaria, poca capacidad de generación de ingresos económicos y una deficiente educación, cayendo en un círculo vicioso muy complicado de salir.

Las mujeres afroecuatorianas se enfrentan a condiciones de exclusión social, económica y política que limitan sus posibilidades de superar la pobreza.

Las mujeres afroecuatorianas que viven en su mayoría en el Valle del Chota y la provincia de Esmeraldas, históricamente, se enfrentan a condiciones de exclusión social, económica y política lo que limita sus posibilidades de superar la pobreza por sus propios medios. En Ayuda en Acción estamos trabajando con la Coordinadora Nacional de Mujeres Negras de Ecuador construyendo una propuesta que ponga en evidencia su situación histórica de injusta desigualdad y siente las bases para un movimiento de transformación social que tenga en cuenta sus necesidades estratégicas de género: división sexual del trabajo, reducción de la carga doméstica y la crianza de hijas e hijos o la eliminación de formas institucionalizadas de discriminación –derecho de propiedad de la tierra, igualdad política entre mujeres y hombres, ocupación del espacio público y acceso a los escenarios de decisión y poder político–.

Estamos comprometidos con una agenda internacional que nos deja claros los retos en materia de derechos y cómo abordarlos. Los Gobiernos del mundo se comprometieron hace un año a cumplir 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS) para 2030. Uno de ellos, el ODS 5, aborda el reto de la igualdad – “Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas” – y cuenta con 9 metas pero ninguna atiende la discriminación que sufren personas por su doble condición de ser mujer e indígena. Además llama la atención cierta ceguera de género, de forma general, en programas internacionale que sea específica para este colectivo. Esta necesaria “mirada de género” permitiría influir dentro de las acciones de desarrollo en distintas cuestiones: impactos diferenciados, la deuda histórica con la población indígena y dentro de ella, con las mujeres y su invisibilidad y abandono institucional, los impactos de la guerra y la utilización de las mujeres y las niñas como arma y estrategia de terror, la apropiación del cuerpo de las mujeres como instrumento sexual y de escarmiento, la invisibilización de la resistencia de las mujeres y de innumerables experiencias de supervivencia en medio de las condiciones más adversas. Para las mujeres afro, indígenas o pertenecientes a minorías étnicas los avances que se han producido solo rozan la solución a su lamentable situación. Queda mucho por hacer.

Infografía por Cintia Ramírez - ver a tamaño completo
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